El jueves 9 de noviembre de 2023, la Junta de Gobierno, JG, de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, comunicó que había concluido el proceso para el nombramiento de la persona titular de la Rectoría de la institución en el periodo 2023-2027. En un breve documento que fue leído por la presidenta en turno de ese órgano, la doctora Gina Zabludovsky Kuper, se sintetizaron las características del proceso, se dio cuenta de los criterios adoptados por la JG para llegar a un acuerdo sobre la designación y se anunció que ésta recaía en el doctor Leonardo Lomelí Vanegas.
En diversos círculos y redes de comunicación de integrantes de la comunidad universitaria, las valoraciones mayoritarias sobre el proceso, la decisión y el anuncio han sido muy positivas. La tendencia se ha reflejado en los medios de comunicación y las plataformas socio-digitales, que también han recogido opiniones externas predominantemente favorables.
El sentir generalizado acerca del proceso se explica por su carácter. La convocatoria que dio inició al proceso fue emitida el 21 de agosto; y además de ella y el ya mencionado anuncio del 9 de noviembre, la JG hizo públicos otros 11 comunicados. Esos 13 documentos representan palpablemente los ideales de inclusión, razonabilidad y racionalidad que caracterizan la democracia universitaria. A la vez, significan, por su forma y su contenido, el compromiso de la Junta con los valores que mejor conducen a la conjunción de esos ideales: el pluralismo, el respeto y la responsabilidad.
En poco más de 12 semanas, participaron 17 aspirantes provenientes de diferentes campos del saber y distintos ámbitos universitarios. Cada una de estas personas entregó a la JG su curriculum vitae, una semblanza personal y el proyecto que desarrollaría si fuera designada para ocupar el cargo; y casi todas ofrecieron también una síntesis del proyecto. Los documentos fueron puestos a disposición de la comunidad universitaria y de cualquier interesada o interesado fuera de la UNAM (en el mismo sitio web de la Junta). Aunado a ello, las y los aspirantes expusieron por televisión sus motivos y sus perspectivas y acudieron a diversas dependencias a exponer presencialmente sus proyectos.
Respecto de los atributos y los proyectos de las 17 personas, se pronunciaron, en entrevistas con cinco comisiones de la JG, integrantes de 139 entidades académicas y grupos de dependencias de coordinación y apoyo. Se manifestaron, además, 795 agrupaciones de diversos sectores de los entornos nacional e internacional. En total, se recibieron 35,977 opiniones personales.
Leonardo Lomelí Vanegas ha sido reconocido ampliamente en los espacios ya mencionados por su capacidad intelectual, su visión académica, su experiencia en cargos de dirección y de confianza y su entendimiento de los entornos nacionales e internacionales de nuestros tiempos. Las universitarias y los universitarios que expresaron su preferencia por él destacaron su apertura al diálogo, que él mismo hizo patente en su primera declaración después del anuncio de su nombramiento, y subrayaron su conocimiento de los asuntos universitarios.
El proyecto de trabajo que entregó Lomelí a la JG es, sin duda, convincente. Se trata de un documento de 85 páginas que consta de una serie de rubros preliminares (17 páginas), siete capítulos sobre los ejes programáticos que orientarán su gestión (64 páginas) y una reflexión final (4 páginas).
Los rubros preliminares presentan diagnósticos y contextualizaciones centrados en el valor creciente del conocimiento y la innovación como factores de desarrollo y de movilidad social. Ellos indican sintéticamente los logros de la UNAM en las últimas décadas y anuncian los retos que serán materia de los ejes. Destacan las problemáticas derivadas del malestar con las formas que cobró la globalización y de las asimetrías que ha generado entre y dentro de regiones y naciones, como la desinformación, el rechazo a explicaciones científicas muy necesarias y la pérdida de confianza en los actores políticos tradicionales. Asimismo, esbozan las transformaciones de la globalización que están en marcha como consecuencia de la relocalización de industrias (nearshoring), y las implicaciones que tendrán en la demanda de formación de recursos humanos. En ese panorama, analizan las limitaciones estructurales de la economía mexicana durante las últimas décadas, así como la posibilidad de que la competitividad de nuestro país deje de descansar en la mano de obra mal pagada. De ahí, subrayan la importancia de la educación pública y señalan el aumento sostenido de la matrícula universitaria en los últimos cinco años, cuando se ha mantenido constante su presupuesto.
Los primeros ejes programáticos sientan las premisas que orientarán la gestión de Lomelí. Caracterizan una universidad incluyente y al servicio de la nación, confieren centralidad al impulso de la carrera académica y establecen compromisos éticos, principalmente con la integridad académica, la igualdad de género, el respeto a la diversidad y la sustentabilidad ecológica. Los siguientes tres ejes están dedicados a las funciones sustantivas de la Universidad: la docencia, la investigación y la difusión académica y cultural. Los otros corresponden a las condiciones en que se cumplirán estas funciones y enfocan, por un lado, la vinculación de la UNAM con otras instituciones académicas nacionales e internacionales y con los sectores social y económico, y por otro, la infraestructura, la administración y el subsistema jurídico.
Esos siete ejes están desglosados en 47 líneas que proyectan la voluntad de preservar y fortalecer los métodos de participación y deliberación colegiada que han dado a la UNAM su capacidad y, al mismo tiempo, la disposición de revisar ordenamientos clave e impulsar cambios en ciertas estructuras para poder responder a los retos identificados. Cabe mencionar aquí, como ejemplos, cuatro propuestas: desarrollar programas de apoyo económico y nutricional a la población estudiantil; actualizar el Estatuto del Personal Académico, para proporcionar a los profesores de asignatura mayor estabilidad y abrirles cauces de carrera académica; crear la Coordinación de Bachillerato, para propiciar la vinculación entre la ENP, el CCH y la B@UNAM; flexibilizar los procedimientos para la aprobación e instrumentación de las orientaciones interdisciplinarias de posgrado, para impulsar mejor la formación de personal especializado en temas de frontera.
En la reflexión final, el ahora rector designado resume los puntos de articulación de los tres conjuntos de ejes y subraya el propósito principal de todo el proyecto: promover que la Universidad contribuya significativamente en esta década a que México alcance en este siglo un alto grado de desarrollo y consolide su democracia.
Las apreciaciones positivas del proceso y los pronunciamientos favorables al nombramiento del doctor Lomelí Vanegas implican un reconocimiento de la importancia que tiene la autonomía universitaria. Las (pocas) reacciones contrarias que ha habido también nos llevan a aquilatar esta facultad esencial de nuestra Universidad Nacional, la de decidir por sí, ya que han pretendido impulsar métodos contrarios a los valores y los ideales que ella resguarda. En un entorno de presiones originadas en las más altas esferas del gobierno de la República, promueven diagnósticos insustentados e insustentables, se apoyan en la denigración, se orientan a la polarización excluyente y alientan posturas desmesuradas. Es, entonces, de subrayarse: en el proceso y en su resultado se ha significado el espíritu de honrar la autonomía de la Universidad.