¿El INE, se toca?Fernando Castaños

 

“El INE no se toca”: ésta fue una proclama de la sociedad civil, que fue hecha suya por cientos y cientos de miles de los manifestantes que marcharon en muchas ciudades del país el 13 de noviembre, en protesta por la iniciativa de reforma electoral que el jefe del Poder Ejecutivo enviaría al Poder Legislativo. Tenía, claramente, el carácter de un precepto moral, y se leía, también sin duda, como derivado de máximas democráticas, principalmente ésta: cuidemos al árbitro que cuida la equidad y la imparcialidad electorales. En el espíritu de la marcha, ese mensaje específico proyectaba otro general, que debería enmarcar el debate sobre la reforma: el acotamiento y el encauzamiento del poder por la ciudadanía son virtudes que caracterizan la democracia. Así, expresaba argumentos profundos.

“El INE sí se toca”: ésta ha sido la consigna de muchas y muchos de los legisladores que han avalado la iniciativa de reforma electoral como fue enviada por el presidente. Tiene, ostensivamente, el carácter de una afirmación soberbia, y se lee, igualmente sin cabida a equívocos, como procedente de directrices estratégicas, principalmente ésta: en ausencia de una contraargumentación sustentable, descalifiquen mediante la burla a aquellos que han disentido. En su ánimo, ese significado específico transmite un lema general que orienta todos los proyectos componentes de la iniciativa: el poder está por encima de la moral.

De tal manera, en lugar de responder a la ciudadanía para convencerla, el “sí se toca” escenifica ante ella una imposición. Al menospreciar el carácter normativo del “no se toca”, la arenga a los correligionarios excluye considerar siquiera cualquier alternativa al propósito presidencial. Desestima entonces la razón democrática y renuncia a la legitimidad verdadera, la que resulta de opciones reales. Se engaña o, quizá, se dispone a engañar con el sucedáneo al que recurría el régimen de partido hegemónico del siglo XX: la aceptación resignada. Eso es lo que simboliza el desvergonzado “sí se toca”: la regresión autoritaria.

Fernando Castaños

Maestro por la Universidad de Edimburgo y doctor por la Universidad de Londres, Fernando Francisco Castaños Zuno es investigador titular del Instituto de Investigaciones Sociales, IIS, de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, SNI. Analista y teórico del discurso, se ha preocupado durante 35 años por comprender cómo el uso del lenguaje mueve y compromete a los seres humanos. Él ha estudiado las microdinámicas de los rasgos de significado que se desencadenan cuando Shakespeare emplea un pronombre en el lugar de otro y las macrodinámicas de los agregados de significados que surgen cuando la deliberación llega a ser parte de los procesos de decisión de una sociedad. Uno de los fundadores del seminario Perspectiva Democrática, del IIS, Fernando Castaños ha realizado por más de 15 años investigaciones sobre los fundamentos de la democracia y sobre los procesos de la democratización. Actualmente participa, con integrantes e invitados de dicho seminario, en proyectos acerca de la representación. Fernando Castaños ha sido invitado a dictar conferencias, impartir cursos y conducir investigaciones en varias universidades del continente americano, Europa y Asia. Durante el año académico 2007-2008, fue titular de la cátedra de estudios sobre México contemporáneo de la Universidad de Montreal.

1 comentario

  1. Berenice Ortega   •  

    Opino que este análisis no considera que el llamado a reformar al INE no sólo corresponde a una imposición del ‘poder’, en abstracto, o del Presidente, en concreto. Es también resultado de un reclamo popular de profunda insatisfacción con los partidos políticos y mecanismos políticos institucionales en México. Si bien la reforma propuesta está vinculada a intereses partidistas, también en el INE actual han permeado desde hace mucho tiempo como se vio en el contexto de las elecciones del 2006.
    En conclusión, opino que ni el reclamo ‘ciudadano’ detrás del «INE no se toca» representa una ‘sociedad civil’ homogenea y neutral, ni la consigna del «INE sí se toca» está ausente de respaldo popular o legitimidad.

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